Cuando una compañía crea un nuevo tipo de producto inaugura una nueva categoría que necesita un nombre que describa su naturaleza y su uso. Esta afirmación es muy evidente, por ejemplo, en el sector farmacéutico, donde cada nuevo componente activo precisa un nombre genérico que lo identifique y lo distinga del resto de ingredientes médicos de la misma área terapéutica. La empresa que crea la innovación se enfrenta a una oportunidad única de apropiarse del nombre genérico de la categoría, por lo que dicha denominación debe ser planteada como si de un nombre propietario se tratase, con la adecuada definición estratégica.
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